Hace un par de semanas decidí hacer un ejercicio de introspección para recordar el motivo por el que empecé esto, como cuando vas a la cocina y a mitad de camino debes pararte a recordar a por qué ibas. En esas estaba yo, buscando entre mis recuerdos, cuando di con la conversación que me alentó a crear esto.
Empecé más perdida que cuando ves una película en un idioma extranjero con subtítulos en español, sin saber por donde empezar, tratando de entender las cosas conforme me las iba encontrando. Widgets, posts, categorías, etiquetas… una hilera de palabros que no entendía ni sabía para que servían, yo venía aquí a tener un blog debido a mi devoción por la comunicación, para nada más.
Mis inicios en este mundo 2.0., como ya he comentado alguna vez que otra, fueron como un blog de moda que tras muchas dudas y quebraderos de cabeza acabó derivando en un rincón dónde expresarme con libertad. En aquel momento no tenía ninguna pretensión acerca de mi futuro público, pues siempre conté con mi madre ocupando el puesto de fan número 1, que con gran fervor siempre ha compartido todos mis posts y proyectos en sus redes sociales.
En esas estaba yo, recordando a por que venía aquí, porque cuando se te olvida si venías a por las tijeras de la cocina o a tirar algo a la basura acabas tirando la ropa sucia a la papelera y la basura al cesto de ropa para lavar. Cuando se me olvida a por que venía a este sitio, acabo pasándome horas ojeando otros blogs y preguntándome por qué no soy tan constante y porqué mi blog no parece tan bonito. Y no hablemos de las redes sociales, que eso es otro tema de mayor envergadura.
No sé si será una escusa, pero yo creo que, como dice la agenda de Lucia Be, a mí no me da la vida. Creo que cada uno tenemos un don y el mío no es la organización ni la previsión, para que vamos a engañarnos. Soy de las que apuran hasta el último segundo y viven a trompicones, de las que pasan semanas sin escribir nada y otras en las que las palabras se agolpan para salir a fuera y plasmarse en un papel.
Por eso me he parado en mitad de la cocina, porque me he confundido y he acabado preocupándome más por que mi número de seguidores fuera aumentando que porque cada cosa qué hago siguiera conservando la esencia del principio, la mía propia. Pero nunca es tarde para volver a los inicios.
Aquí estoy, recordando para recordarme que lo esencial es sentirse bien
Así que aquí estoy, recordando para recordarme que lo esencial es sentirse bien, sacar lo que llevas dentro y gritarle al mundo tu mensaje, bueno cada uno el suyo. Porque lo importante no es cómo es el mundo al que llega tu mensaje, sino la forma en la que tu mensaje llega a tu mundo, a la gente que te rodea.
